BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

jueves, 28 de noviembre de 2019

VERDAD Y LIBERTAD: DOS VALORES INSEPARABLES A LA LUZ DE BENEDICTO XVI


¿La verdad y la libertad son separables? Muchos académicos los separan para estudiarlos con mayor detenimiento y profundidad a cada uno de ellos; y en la vida práctica, ya sea de manera inconsciente, dudosa o consciente, no somos pocos los que los separamos. Aunque en este siglo XXI, por lo que se observa, se está promoviendo la separación de verdad y libertad, con el fin de favorecer "dizque" el desarrollo de la libertad personal y una mejor convivencia social, que cada uno crea o formule su propia verdad. Por ejemplo: no importa si, al fin y al cabo, el amor verdadero es el que se da entre los denominados "hombre" y "mujer", lo importante es que la gente se sienta bien y encuentre su realización personal con otra o varias personas... En las incoherencias morales no solo hay una discordancia entre lo que se tiene por verdad y la voluntad que no la ejecuta, sino también la hay con la libertad.

Para el tema en cuestión, citamos aquella magistral reflexión que les impartió el Papa Benedicto XVI, a los jóvenes y seminaristas del Seminario de San José, Yonkers, Nueva York, el sábado 19 de abril de 2008. El punto de partida fue la siguiente frase: En la bellísima liturgia de la Vigilia pascual, no por desesperación o angustia, sino con una confianza colmada de esperanza, clamamos a Dios por nuestro mundo: “Disipa las tinieblas del corazón. Disipa las tinieblas del espíritu" (cf. Oración al encender el cirio pascual). Luego, dividió las tinieblas en dos grupos. Nos interesa el segundo. El segundo grupo de tinieblas –las que afectan al espíritu– a menudo no se percibe, y por eso es particularmente nocivo. La manipulación de la verdad distorsiona nuestra percepción de la realidad y enturbia nuestra imaginación y nuestras aspiraciones. Interesante  el trinomio que menciona y entrelaza Benedicto, afectado, al mismo tiempo, por la manipulación de la verdad: Realidad, imaginación y aspiraciones. Pienso que a la mano lo tenemos en la pornografia, la cual está siendo considerada en algunos estados o países como epidemia. La pornografia se sepa o no, se esté de acuerdo o no, va configurando o influyendo poco a poco en la persona, no solamente en la forma de ver la sexualidad, sino también en la forma de pensar y actuar. 

Ya he mencionado las muchas libertades que afortunadamente pueden gozar ustedes. Hay que salvaguardar rigurosamente la importancia fundamental de la libertad. No sorprende, pues, que muchas personas y grupos reivindiquen en voz alta y públicamente su libertad. Pero la libertad es un valor delicado. Puede ser malentendida y usada mal, de manera que no lleva a la felicidad que todos esperamos, sino hacia un escenario oscuro de manipulación, en el que nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo se hace confusa o se ve incluso distorsionada por quienes ocultan sus propias intenciones.

¿Acaso libertad no significa elegir y hacer ilimitadamente lo que venga en gana? Pues, no...!! ¿Qué pasa si te dan ganas de tomar una considerable cantidad de veneno o tirarte de un edificio de 12 pisos para hacerte famoso o famosa en el youtube? Puedes hacerlo claro, pero vas a morir... La verdad presente en la realidad pone los límites; la persona sabia es la que sabe verlos y moverse entre ellos. 


Ya con tanta historia humana documentada, hay experiencia de sobra para saber que no todo lo que huela a libertad es sinónimo automático de felicidad. Los falsos paraísos de libertad plena no dejan de ofrecerse, pero esto se da porque hay engañadores y engañados. Lamentablemente, se desprecia o se desconoce la historia, como también, faltan educadores dispuestos o capacitados para iluminar, para promover el sentido crítico en la presente y futura población. Como bien dice Benedicto: la libertad es un valor y éste delicado. Del fuego puedes sacar muchos beneficios, pero si no lo controlas o te pones a jugar con él puedes quemarte. Esa es la verdad que quiere formar unidad con la libertad, y encauzar aquellos impulsos o fuerza limpia que mana del interior como diría el teólogo Anselm Grün. 

En lugar de la verdad –o mejor, de su ausencia– se ha difundido la idea de que, dando un valor indiscriminado a todo, se asegura la libertad y se libera la conciencia. A esto llamamos relativismo. Pero, ¿qué objeto tiene una “libertad” que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto? ¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio? Queridos amigos, la verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo. Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por “desentenderse de”. Es decidir “comprometerse con”; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el “ser para los otros” de Cristo (cf. Spe salvi, 28).

"Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe" -dice el Papa alemán. Eso es falso podria decir alguien, e incluso sostener y hasta con furia de que eso es lo que la Iglesia ha hecho creer por siglos. Aristoteles buscando la causa última de lo existente va a dar con la denominada sustancia primera, cuyo estudio constituye la teología aristotélica: existe un motor inmóvil. En otras palabras, no se puede escapar de un Ser Superior y Trascendente. Cuando se decide salir de la auténtica alienación moderna se llega al ámbito de la fe. Y el cristianismo te ofrece algo más que una simple fe en un Ser Superior, te ofrece el conocimiento y encuentro personal con un Ser que es Persona, y si es persona ama, y como es una Persona Absoluta, ama en plenitud, y si ama en plenitud siempre te conducirá al bien, y este bien es la verdad. 

¿Qué objeto tiene una “libertad” que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto?...¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio? Son muchos los que estando ya dentro de las redes del mal se arrepienten de haber caído en ellas, porque están sufriendo horriblemente, y sinceramente, no son muchos los que logran salir milagrosamente de ellas. Por eso es positivo, también, escuchar los consejos de personas que saben vivir libremente en la verdad y por supuesto, estas personas tienen que ponerse al servicio de aquellos que van rumbo al precipicio existencial. Urge que nos convirtamos y luego perseveremos en ser agentes de la unidad entre verdad y libertad. La libertad es la autodeterminación de la voluntad y orientación al bien afirmaba San Agustín de Hipona. El libro más vendido de la historia tiene mucho que decir- o todo por decir- ante lo considerado: "Lámpara es tu palabra para mis pasosluz en mi sendero" (Salmo 118, 5). 

Como creyentes, ¿cómo podemos ayudar a los otros a caminar por el camino de la libertad que lleva a la satisfacción plena y a la felicidad duradera? Volvamos una vez más a los santos. ¿De qué modo su testimonio ha liberado realmente a otros de las tinieblas del corazón y del espíritu? La respuesta se encuentra en la médula de su fe, de nuestra fe. La encarnación, el nacimiento de Jesús nos muestra que Dios, de hecho, busca un sitio entre nosotros. A pesar de que la posada está llena, él entra por el establo, y hay personas que ven su luz. Se dan cuenta de lo que es el mundo oscuro y hermético de Herodes y siguen, en cambio, el brillo de la estrella que los guía en la noche.