BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

martes, 28 de marzo de 2017

IDENTIDAD Y MISIÓN DEL SACERDOTE DIOCESANO EN NUESTRO TIEMPO. EL CELIBATO SACERDOTAL.




CONFERENCIA DIRIGIDA POR MONSEÑOR JUAN CARLOS ELIZALDE
OBISPO DE VITORIA, ESPAÑA


Sesión 2


IDEAS PRINCIPALES:



Los sacerdotes tenemos el peligro de amar en general y no amar en concreto.
El ambiente actual no ayuda a la vivencia del celibato, pues, es un ambiente cargado de erotismo. Hay una crítica al celibato, se le ve como una mutilación personal, la cual conduce a la tristeza, dureza de corazón, carencia de sentimientos.

El narcisismo nos está afectando, estamos preocupándonos mucho por cuidar nuestra imagen. 

El celibato siempre ha sido difícil en cada una de las diferentes etapas de la historia.

¿Qué es el celibato del sacerdote? Es la imitación histórica de Jesús, por tanto, no es el celibato de Juan Bautista, ni el de Jeremías. Vivir el celibato es lo más cercano a Jesús. El fue célibe porque estaba fascinado por el Reino. Al elegir un grupo de apóstoles comparte su afectividad. 

Gracias al celibato convertimos el trabajo pastoral en pasión. No somos de nadie, no tenemos que ahorrarnos para nadie, por tanto, podemos entregarnos por completo. El celibato no es un recorte, aunque por supuesto lleva una parte de renuncia. Os recomiendo leer a San Agustín. 

Sólo Dios es la plenitud del hombre. La soledad es condición existencial. El amor no quita soledad y esto debemos entenderlo, la sociedad parece que no ha descubierto eso, ni los sacerdotes. Hay un miedo a la soledad.  


El celibato es una elección exclusiva, es profesar el señorío de Dios, haciendo alusión al Papa Pablo VI. El sacerdote joven está más propenso a la doble vida. La mediocridad en el sacerdote ya es una perversión!! 


En el sacerdocio se dan dos situaciones: estar cerca de Dios y estar al margen de Dios. Los sacerdotes podemos llevar un ateo por dentro, y esto cuando descuidamos nuestra espiritualidad. 

Cuando no vivimos el celibato, comenzamos a buscar o a caer en compensaciones, cuyo efecto se manifiesta por ejemplo en la búsqueda de poder, la agresividad, el abuso sexual del cuerpo, la posesividad afectiva, una sed de afectos, pérdida de amigos a cambio de tener gente sometida a nosotros, la arrogancia, inclinación al chismorreo, la jactancia, el orgullo, la acumulación de contactos aunque sean virtuales, apego demasiado a ciertas familias, vicios, pasatiempos intrascendentes, volvernos ratones de sacristía, caer en la comodidad y en el apego a bienes materiales, etc.

La discusión de los años 68 del siglo pasado sobre el celibato, ha sido sustituida por una doble vida, y se prefiere ya no hablar del celibato. 

El escándalo 

En las primeras concesiones tenemos la experiencia de la soledad. Una manera de llenar la soledad es la búsqueda de contactos, familiarizaciones. En los inicios nos encontramos en una libertad inconsciente de nuestras limitaciones. Después pasamos a una repetición y nacimiento de actitudes; "somos lo que cultivamos". El sacerdote se vuelve selectivo. El Internet es el lugar donde más gratificaciones podemos encontrar, porque nos ofrece una amplia posibilidad de opciones, como expresa Amadeo Cencini, en su reciente libro: "Ha cambiado algo en la Iglesia después de los escándalos sexuales?"

Las gratificaciones se vuelve automáticas, es decir, automatismo con adicción. La conciencia se vuelve pasiva, más y más dependiente del impulso. Se tiene conciencia de culpa, pero no de pecado, por este motivo es que hay un obstáculo para convertirse. 

El escándalo se da cuando poseemos una conciencia totalmente dependiente.

El soltero célibe protege su espacio, vive para si, es un egocéntrico, por eso, es un mediocre, aunque no caiga en relaciones sexuales. La propuesta de la Iglesia es que los sacerdotes seamos célibes casados, no célibes solteros.

Nos atamos al amor, para asegurar el amor. En esta sesión he recurrido a un grande: Amadeo Cencini, para dirigirme a vosotros.  

28-Marzo-2017