BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

jueves, 22 de octubre de 2020

JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO DE LA ÉTICA EN "FIDES ET RATIO" Y "VERITATIS GAUDIUM"

 


La Carta Encíclica “Fides et ratio”[1] del Papa San Juan Pablo II y la Constitución “Veritatis Gaudium”[2] del Papa Francisco, contienen orientaciones magisteriales sobre la enseñanza de la filosofía en las instituciones eclesiales. El deseo de San Juan Pablo II es darle continuación a la convicción expresada en Lumen Gentium 25[3] y a las reflexiones hechas por él mismo en la Encíclica “Veritatis Splendor”, centrando la atención sobre el tema de la verdad y de su fundamento en relación con la fe. En cambio, en “Veritatis Gaudium” se aborda la renovación de los estudios eclesiásticos, para contribuir a la misión evangelizadora universal de una Iglesia “en salida”. Publicada casi cuarenta años después de la Constitución Apostólica “Sapientia Christiana”[4], incorpora las disposiciones normativas emanadas posteriormente teniendo en cuenta, también, el nuevo contexto socio-cultural a escala global. “La filosofía y la teología permiten adquirir las convicciones que estructuran y fortalecen la inteligencia e iluminan la voluntad”[5], expresa el Papa Francisco.

A continuación, resalto unas ideas de ambos documentos, fundamentando especialmente la Ética. En primer lugar y como punto de partida en este ensayo, se dirá que “reafirmando la verdad de la fe podemos devolver al hombre contemporáneo la auténtica confianza en sus capacidades cognoscitivas y ofrecer a la filosofía un estímulo para que pueda recuperar y desarrollar su plena dignidad”[6]. Desde la publicación de “Fides et ratio” han pasado 20 años, en los cuales los rápidos y complejos cambios son notorios, lamentablemente, han privado con mayor intensidad de auténticos puntos de referencias a las nuevas generaciones, a las cuales pertenece y depende el futuro, de una base sólida para construir la existencia personal y social. San Juan Pablo II interviene “para que la humanidad, en el umbral del tercer milenio de la era cristiana, tome conciencia cada vez más clara de los grandes recursos que le han sido dados y se comprometa con renovado ardor en llevar a cabo el plan de salvación en el cual está inmersa su historia”[7]. Para comprender y “tomar conciencia de los grandes recursos” que posee el ser humano, los cuales han sido socavados y manipulados paulatinamente desde el inicio de la Modernidad, nos es de suma importancia la síntesis magistral hecha por San Juan Pablo II, en torno a la historia relación razón y fe.

“El hombre tiene muchos medios para progresar en el conocimiento de la verdad, de modo que puede hacer cada vez más humana la propia existencia. Entre estos destaca la filosofía, que contribuye directamente a formular la pregunta sobre el sentido de la vida y a trazar la respuesta: ésta, en efecto, se configura como una de las tareas más nobles de la humanidad”[8]. Está clara la fortísima influencia de lo que se conciba como verdad, en orden a la dirección de la vida personal y la ajena (personal, grupal o social), por ello, es clave “cuando la razón logra intuir y formular los principios primeros y universales del ser y sacar correctamente de ellos conclusiones coherentes de orden lógico y deontológico”[9]. Sin embargo, a pesar de que la Iglesia considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar en la inteligencia de la fe, comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen y obtener resultados positivos, “no se debe descuidar el hecho de que la razón misma, movida a indagar de forma unilateral sobre el hombre como sujeto, parece haber olvidado que éste está también llamado a orientarse hacia una verdad que lo trasciende. Sin esta referencia, cada uno queda a merced del arbitrio y su condición de persona acaba por ser valorada con criterios pragmáticos basados esencialmente en el dato experimental, en el convencimiento erróneo de que todo debe ser dominado por la técnica”[10]. Las múltiples interrogantes suscitadas en la etapa moderna de la filosofía, han ido construyendo sistemas de pensamientos complejos e impulsando la formación y consolidación de las variadas ciencias humanas y experimentales, donde la ética juega un papel activo y fundamental, puesto que por una parte, se ha atropellado al hombre al afirmarse tajantemente su incapacidad para conocer la verdad, y por otra, el sostener que <<todo lo técnicamente posible, es éticamente aceptable>>, debido a que la inteligencia es ensalzada como infinita, omnipotente. Ciertamente, ambas posturas al final son lo mismo, es decir, son un doblegamiento de la razón humana para levantar la mirada hacia lo alto, pero con matices diferentes[11].

De ahí que la Iglesia sostiene y enseña que “la Revelación cristiana es la verdadera estrella que orienta al hombre que avanza entre los condicionamientos de la mentalidad inmanentista y las estrecheces de una lógica tecnocrática… El hombre deseoso de conocer lo verdadero, si aún es capaz de mirar más allá de sí mismo y levantar la mirada por encima de los propios proyectos, recibe la posibilidad de recuperar la relación auténtica con su vida, siguiendo el camino de la verdad”[12], expresado en una conducta virtuosa. Tanto la filosofía como la teología, tienen como objeto de estudio el fin último de la existencia personal[13], un fin último negado, expulsado desde el surgimiento de la modernidad.

Teniendo en cuento los dos párrafos anteriores, “no menos importante que la investigación en el ámbito teórico es la que se lleva a cabo en el ámbito práctico: quiero aludir a la búsqueda de la verdad en relación con el bien que hay que realizar. En efecto, con el propio obrar ético la persona, actuando según su libre y recto querer, toma el camino de la felicidad y tiende a la perfección. También en este caso se trata de la verdad. He reafirmado esta convicción en la Encíclica Veritatis Splendor: <<No existe moral sin libertad (…) Si existe el derecho de ser respetados en el propio camino de búsqueda de la verdad, existe aún antes la obligación moral, grave para cada uno, de buscar la verdad y seguirla una vez conocida>> Es, pues, necesario que los valores elegidos y que se persiguen con la propia vida sean verdaderos, solamente los valores verdaderos pueden perfeccionar a la persona realizando su naturaleza… Ésta es una condición necesaria para que cada uno llegue a ser sí mismo y crezca como persona adulta y madura”[14].

En la encíclica se advierte que sin la aportación de la filosofía no se podrían ilustrar contenidos teológicos, y “las mismas consideraciones valen para diversos temas de la teología moral, donde es inmediato el recurso a conceptos como ley moral, conciencia, libertad, responsabilidad personal, culpa, etc., que son definidos por la ética filosófica”[15]. Por eso en los seminarios se estudia primero la ética y posteriormente la teología moral, y es que en verdad “es necesario, por tanto, que la razón del creyente tenga un conocimiento natural, verdadero y coherente de las cosas creadas, del mundo y del hombre, que son también objeto de la revelación divina; más todavía, debe ser capaz de articular dicho conocimiento de forma conceptual y argumentativa”[16]. Si atendemos al ambiente social cotidiano, con relación a las consideraciones definidas por la ética filosófica, se captan dos cosas: Muchísimas personas rechazan el tema de la bondad, las virtudes y otros afines, por considerarlos religiosos, o más aún, católicos; y por otra parte, se mantienen los conceptos morales mencionados anteriormente, pero vaciados de su contenido auténtico, manipulados, ejemplo de ello: el tema de la libertad, la justicia, el amor, etc.

San Juan Pablo II resalta la Sagrada Escritura, la cual brinda una visión del hombre y del mundo de gran valor filosófico, le ayuda a la filosofía a encontrar de nuevo “su dimensión sapiencial de búsqueda del sentido último y global de la vida”[17]. Insiste también en el elemento metafísico, fundamento de la ética, porque está “convencido de que es el camino obligado para superar la situación de crisis que afecta hoy grandes sectores de la filosofía y para corregir así algunos comportamientos erróneos difundidos en nuestra sociedad”[18]. A continuación, se detiene brevemente en el peligro que se esconde en algunas corrientes de pensamiento tan difundidas: El cientificismo, relega al ámbito de la mera imaginación el saber ético[19]; el pragmatismo, actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a reflexiones teoréticas o a valoraciones basadas en principios éticos[20]; el nihilismo, al negar el ser y la verdad objetiva, pierde el contacto con el fundamento de la dignidad humana[21].

El Sumo Pontífice nos ha dejado claro, pues, que “ante los retos contemporáneos en el campo social, económico, político y científico, la conciencia ética del hombre está desorientada”[22]. Una afirmación que muchísimos no aceptan, más aún, señalan a la Iglesia como equivocada y estancada en principios cuestionables o ya superados, frenadora del auténtico progreso humano-social; basta ir escuchando lo que dicen las personas en “la calle” y ver varios programas televisivos, por ejemplo aquí en España, para constatar lo que estoy abonando a la afirmación del Papa. “Abandonada la idea de una verdad universal sobre el bien, que la razón humana pueda conocer, ha cambiado también inevitablemente la concepción misma de la conciencia… esta visión coincide con una ética individualista, para la cual cada uno se encuentra ante su verdad, diversa de la verdad de los demás”[23]. A esa ética individualista, se ha de contraponer “una ética filosófica orientada a la verdad del bien; a una ética, pues, que no sea subjetivista ni utilitarista. Esta ética implica y presupone una antropología filosófica y una metafísica del bien[24].

La reciente Constitución Apostólica “Veritatis Gaudium”, establece que la filosofía moral se encuadra entre las disciplinas filosóficas principales y se ha de impartir en el primer ciclo[25]. Hacemos notar que sólo en el art. 66 se menciona la “filosofía moral” o ideas explícitas relacionadas con la ética, sin embargo, considero que a modo de fundamentación de dicha asignatura, podría aplicársele lo estipulado al inicio del título III, lo cual vale para todas las disciplinas filosóficas: “La Facultad Eclesiástica de Filosofía tiene como finalidad investigar con método científico los problemas filosóficos y, basándose en el patrimonio filosófico perennemente válido, buscar su solución a la luz natural de la razón, y demostrar su coherencia con la visión cristiana del mundo, del hombre y de Dios, poniendo de relieve las relaciones de la filosofía con la teología. Se propone asimismo instruir a los alumnos para promover la cultura cristiana y entablar un fructuoso diálogo con los hombres de nuestro tiempo”[26]. Ahora, volvamos a “Fides et ratio”, en cuyas páginas finales se hace un llamado a los filósofos y profesores de filosofía, para “que se orienten siempre hacia la verdad y estén atentos al bien que ella contiene. De este modo podrán formular la ética auténtica que la humanidad necesita con urgencia, particularmente en estos años”[27]. A continuación, exhorta a los científicos a “continuar en sus esfuerzos permaneciendo siempre en el horizonte sapiencial, en el cual los logros científicos y tecnológicos están acompañados por los valores filosóficos y éticos, que son una manifestación característica e imprescindible de la persona humana”[28]. Recordemos que son muchos los científicos que “juegan” a ser Dios, cuyos efectos ya los estamos resintiendo.

Finalizamos con las palabras del Papa Francisco: “Los estudios eclesiásticos no pueden limitarse a transmitir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, conocimientos, competencias, experiencias, sino que deben adquirir la tarea urgente de elaborar herramientas intelectuales que puedan proponerse como paradigmas de acción y de pensamiento, y que sean útiles para el anuncio en un mundo marcado por el pluralismo ético-religioso”[29].



[1] 14 de septiembre de 1998

[2] 27 de diciembre de 2017

[3] Los Obispos son “testigos de la verdad divina y católica”

[4] 15 de abril de 1979

[5] PAPA FRANCISCO, Veritatis Gaudium, San Pablo, Madrid 2018,  n. 3

[6] S. JUAN PABLO II,  Fides et ratio, San Pablo, Madrid 1998, n. 6

[7] Ibíd., n. 6

[8] Ibíd., n. 3

[9] Ibíd., n. 4

[10] Ibíd., n. 5

[11] Ibíd., n. 42: “El deseo de la verdad mueve, pues, a la razón a ir siempre más allá; queda incluso como abrumada al constatar que su capacidad es siempre mayor que lo que alcanza. En este punto, sin embargo, la razón es capaz de descubrir dónde está el final de su camino”. A estas palabras sigue lo dicho por San Anselmo, Monologio, 64: pl 158, 210.

[12] Ibíd., n. 15

[13] Cfr., ibíd., n. 15

[14] Ibíd., n. 25

[15] Ibíd., n. 66

[16] Ibíd., n. 66

[17] Ibíd., n. 81

[18] Ibíd., n. 83

[19] Cfr. Ibíd., n. 88: “En esta perspectiva, al marginar la crítica proveniente de la valoración ética, la mentalidad cientificista ha conseguido que muchos acepten la idea según la cual lo que es técnicamente realizable llega a ser por ello moralmente admisible” (n. 88).

[20] Ibíd., n. 89

[21] Cfr. Ibíd., n. 90

[22] Ibíd., n. 98

[23] Ibíd., n. 98

[24] Ibíd., n, 98

[25] CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Normas aplicativas en orden a la recta ejecución de la Constitución Apostólica “Veritatis Gaudium”, art. 66, en PAPA FRANCISCO, Veritatis Gaudium, San Pablo, Madrid 2018.  

[26] PAPA FRANCISCO, Veritatis Gaudium, San Pablo, Madrid 2018, art., 81.

[27] S. JUAN PABLO II, o.c., n. 106

[28] Ibíd., n. 6

[29] PAPA FRANCISCO, o.c., n. 5

https://youtu.be/m_RKPWltR8E

viernes, 7 de agosto de 2020

INAUGURACIÓN DEL CANAL DE YOUTUBE: MONSEÑOR ROMERO

El jueves 30 de julio de 2020, en las vísperas de la celebración de San Ignacio de Loyola, hemos inaugurado como Parroquia Central de San Sebastián el canal de youtube titulado: "Monseñor Romero", a modo de entrevista. La Parroquia pertenece a la Diócesis de San Vicente, El Salvador (America Central). La apertura del canal parroquial en las vísperas del Santo Fundador de los Jesuitas diremos que fue providencial, pues, no habíamos planeado esa "coincidencia", y es providencial porque sabemos de la influencia del pensamiento y la espiritualidad ignacia-jesuita en la persona y actividad pastoral del obispo mártir salvadoreño.

Aunque en el video inaugural explicamos las motivaciones y objetivos del canal, como también el nombre elegido por el Párroco Pbro. Rolando Rivas, expongo cuatro ideas sintéticas, cuya explicaciones se encuentran en el video.

1. Porque la figura y el legado de San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez merece ser explorado y dado a conocer más y más. 

2. Porque no estamos de acuerdo con algunos enfoques sobre la presentación de Monseñor Romero. Por tanto, pretendemos darlo a conocer en su pureza y riqueza múltiple... Por supuesto, somos conscientes de los hontanares en los que nos estamos y estaremos metiendo...

3.  La temática a desarrollar en el canal tendrá como punto de partida la espiritualidad y labor pastoral de San Romero, permaneciendo y yendo más allá del tema de la justicia social, con el cual se le identifica comúnmente.

4. Pensamos subir tambien videos fuera de los puntos expuestos anteriormente.  


Ahora les invito a ver el video 👇👇


viernes, 10 de julio de 2020

DONDE HAY AMOR, FLUYE LA CONFIANZA


Donde hay amor: hay confianza para expresarse, para pedir algo, dialogar, sugerir, bromear... El miedo no permite tener esa confianza, abrirse a la otra persona. Se busca el modo de como decirle algo por temor a su reacción (pensemos en aquellas incómodas y desagradables ya conocidas por repetición). Si hubiera confianza lo normal es que la pareja se exprese espontáneamente y sin tanto rodeo, y sin prejuicios por las reacciones ya conocidas. Tengamos en cuenta que "espontáneamente" no ha de reducirse necesariamente a "instintivamente", sino, veámoslo como el expresarse a la pareja con libertad y madurez. 
 
Cuando hay amor en una pareja, entonces, se siente y se tiene la libertad para expresar los sentimientos y emociones, puntos de vista y deseos (de cualquier tipo). Donde hay amor, hay confianza y seguridad de la que otra persona te va a escuchar, te atenderá y entenderá, y sabrá corresponderte. Cuando hay amor, se está en capacidad de aceptar algún rechazo de la pareja a causa de un motivo razonable; se le tiene paciencia, se le da "su" tiempo y hasta se abriría paso la ternura. Al contrario, cuando está presente el miedo como producto de la desconfianza, la pareja se guarda lo que siente o desea expresar. En muchos casos la desconfianza está respaldada por un historial...Imaginemos aquel hombre que ha engañado a su mujer, prácticamente, del mismo modo y en varias ocasiones. Ha ido surgiendo resentimiento en la mujer, dolor, rabia, hasta el punto de que en ella habite la sospecha hacia su marido (incluso esto puede convertirse en enfermizo). Se ha concedido el perdón, y posteriormente, viene un nuevo engaño. Y ese historial va calando en esa relación, la cual se puede tornar evidentemente "tóxica"... "Pues, si ya no funciona la relación por tóxica se ha de empezar otra y aquí no ha pasado nada..."-dicen algunos. El historial pesa, pero como toda historia, se puede reorientar, o como dicen algunos  teólogos y psicólogos  cristianos: redimir. Ese historial puede saltar al conocimiento público o no, lo serio es que ese historial te tiene atrapado, eres su esclavo o esclava y te hace escribir a ti, en vez de ir uno mismo siendo capaz de escribir su propia historia personal, con su amada pareja caminando juntos hacia la misma dirección.  

Por eso, los filósofos griegos después de Sócrates relacionan la felicidad con el control de nuestros instintos, y luego, el cristianismo propone la gracia divina para sobreponerse a la concupiscencia y lujuria. Así como quien porta el covid-19, infecta a otras personas por desconocimiento de estar infectado o sabiéndolo no les importa contagiar a otras persona, del mismo una persona dominada por el  historial ya anteriormente mencionado, anda hiriendo o destruyendo otras vidas. La peor enfermedad es no querer reconocerse como "enfermo" en el tema de las relaciones amorosas interpersonales y no dejarse ayudar. Y así se va construyendo una sociedad enfermiza por ósmosis o intencionadamente: violaciones, tráfico sexual, irrespeto, estupro, embarazos precoces, fotos y videos lujuriosos a través de la web y redes sociales, acoso, etc. 

Amigos y amigas, el amor existe, pero se infecta y se desmorona cuando se aplican dosis de veneno, y como veneno podemos citar la mentira, la infidelidad, el dar ocasión de pensar o reaccionar mal, la violencia en sus variadas manifestaciones, los prejuicios... En fin, el amor se ve en peligro o se viene abajo cuando se pone en marcha un historial negativo, venenoso y perjudicial. Por supuesto, aunque se le apueste al amor y la transparencia en la relación, siempre habrá errores y desaciertos a causa de la debilidad humana sobradamente constatable, pero esa es la dirección, y existe por suerte la redención y renovación constante en el amor -el cual no es abstracto, sino dinámico y real- ejemplo de ello abundan, buscalos y aprende de ellos. 

Pbro. Lic. Gustavo Romero
San Sebastián