RESUMEN
En el
año 1637 fue publicada la obra filosófica “Discurso
del método” (Discours de la méthode pour
bien conduire sa raison, et chercher la vérité dans les sciences), escrita por René Descartes. Aparte de ser
una lectura accesible en líneas generales, puesto que proyecta la autobiografía
de dicho personaje, es una obra fundamental en el desarrollo histórico de la
filosofía y la ciencia en el mundo occidental. Al leer su obra, aunque él hace
la justificación, se comprende porque le llamó Discurso y
no Tratado, y fue para
poner de manifiesto la no intención de enseñar, sino sólo de hablar, exponer el
modo de cómo él ha procurado dirigir bien su razón. Con esto, Descartes trata
de alejarse de cualquier problema o controversia que pudiera surgir con sus
contemporáneos, en torno a las ideas plasmadas en su Discurso, como también, evitar una condena eclesiástica. Es justo
decir que se encuentran frases y planteamientos interesantes en dicha obra. René
Descartes divide su “Discours” en
seis partes.
En la primera parte,
Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su
educación, recibida en una de las escuelas más célebres de Europa. Propone un
nuevo método para llegar a un saber que sea seguro. Al mismo tiempo, realiza
una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía escolastica de su tiempo. Concluye en que la única forma de encontrar la
verdad es en uno mismo.
En la Segunda parte expone de forma muy breve los fundamentos de su
nuevo método, precisados en cuatro reglas y apoyados en la lógica, en el análisis geométrico y en el álgebra.
En la Tercera parte explica que mientras se dedica a dudar de todo,
tiene que crear una moral provisional que rija su vida. Esta moral provisional está expresada en tres máximas.
Llegamos a la parte central del Discurso del método,
en la cual Descartes establece la conocidísima "duda metódica", es decir, puesto que el conocimiento
recibido a través de los sentidos suele ser erróneo, se dedica a dudar de todo,
con el propósito de alcanzar un conocimiento que se pueda considerar verdadero.
Pero advierte que mientras duda, está pensando, y si piensa, es prueba
contundente de que existe. Con esa premisa, crea un primer principio para su
nueva filosofía: “Pienso, luego existo”, de aquí establece la existencia de Dios.
En la quinta parte
explica brevemente el contenido del mundo. Luego, establece las principales
funciones del ser vivo, y por último, prueba la distinción del hombre frente a los animales,
de los cuales afirma que son solo una compleja máquina automática.
En el capítulo final, brinda una serie de
reflexiones sobre el alcance de la investigación científica, como también cuestiona
la publicación de sus investigaciones.
COMENTARIO DE
TEXTO
Después de todo esto, había yo
descrito el alma razonable y mostrado que en manera alguna puede seguir de la
potencia de la materia, como las otras cosas de que he hablado, sino que ha de
ser expresamente creada; y no basta que esté alojada en el cuerpo humano, como
un piloto en su navío, a no ser acaso para mover sus miembros, sino que es
necesario que este junta y unida al cuerpo más estrechamente, para tener
sentimientos y apetitos semejantes a los nuestros y comprender así un hombre
verdadero (Quinta parte).
El
párrafo final de la quinta parte del “Discurso
del método”, me parece muy interesante y actual al mismo tiempo. Aunque
solo comentaré brevemente las líneas entresacadas del párrafo citado, señalo
que el tema central es el alma y su naturaleza,
sobre la cual Descartes se extiende, porque
es de lo más importante. En los párrafos anteriores de la quinta parte,
explica o quiere probar la diferencia entre el ser humano y los animales, en la
cual la racionalidad del alma es determinante.
Permítaseme
traer a colación la “teoría de la evolución”, tema de debate que ha
incrementado, y de este debate no escapa la consideración del alma por
supuesto. Al decir que el alma humana no
puede seguir o surgir de la potencia de la materia, Descartes está en
consonancia con la tradición aristotélico-tomista, es decir, el alma humana
está en acto, es la forma sustancial. De la materia no puede surgir el alma.
Algunos ateos o materialistas que aceptan la existencia del alma, expresan que
es producto de la materia. Ciertamente, en su obra no está presente lo tocante
al evolucionismo, ni en su tiempo, pero a mi juicio, enfocándome en lo
referente a la teoría de la evolución concretamente, encontramos en el texto una
postura a favor de la superioridad del alma, la cual es racional e
independiente de la materia. Como también, deduce y enfatiza que el alma es
expresamente creada, es decir, procede de Dios Creador.
El
alma no está encerrada en el cuerpo con la sola finalidad de moverlo, como lo
sería una persona dentro de una máquina, de hecho, si el cuerpo fuera una máquina no estaría compuesto de carne. ¿Por qué el cuerpo formado de carne no
se descompone sino hasta después de la muerte? Porque existe un principio
intrínseco que lo mantiene vivo y operante, es decir, el alma. Por ello, es necesario que este junta y unida al
cuerpo más estrechamente. Si el alma no existiera, rechazando la
descripción de ser potencia de la materia, piloto o cárcel, tampoco existiera
el cuerpo humano. Se me podría refutar posiblemente: las piedras no tienen
alma, pero existen, por consiguiente, lo mismo podría darse con el cuerpo. Pues
ahí está el detalle, la naturaleza de la piedra no es de la misma del cuerpo de
un ser humano; ciertamente, ambos son materia, pero de diferente índole.
Afirmemos que Dios creó al ser humano para que existiera con un cuerpo y alma
específicos, por tanto, diferente de los seres inertes, vegetales y animales.
Por ello, no cabe hacer igualaciones ingenuas o absurdas entre el cuerpo
(materia) y el alma (forma sustancial) del ser humano en lo propio, en lo que
le caracteriza, en relación a los demás seres coexistentes con él en el cosmos.
Al mismo tiempo, cae en tierra el deseo o el sueño de un mundo diferente, por
ejemplo que alguien dijese: pero si hubiera existido o existiera un mundo donde
el cuerpo humano fuera como la piedra y los animales pensaran y hablaran como
los humanos… La realidad es como es. En fin, el filósofo francés sostiene que
el alma está íntimamente unida al cuerpo y, por decirlo así, tan entremezclada
con el cuerpo que parece componer con él un solo todo.
Elaborado por Gustavo Romero
Aprobado por el Profesor Dr. D. Enrique MorosUniversidad de Navarra, España
Perfil del catedratico: http://navarra.academia.edu/EnriqueMorosClaramunt/CurriculumVitae