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martes, 17 de enero de 2017

LOS OBISPOS Y LA POLÍTICA: VIVIMOS UN PERIODO DE "FATIGA DEMOCRÁTICA"


Este es un escrito de François Euvé S.J., publicado en su blog "Terre nouvelle" (Tierra nueva). Ciertamente, las siguiente líneas tienen que ver con la realidad francesa, pero me ha parecido interesante, porque en esa sociedad concreta, encontramos situaciones comunes actuales en la política mundial y por supuesto, en la salvadoreña, y de cara a eso, la Iglesia representada en la Conferencia Episcopal de cada nación. 

El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal de Francia acaba de publicar un documento importante aclamado por "Une du Monde" (http://www.lemonde.fr/) y un artículo excepcionalmente ditirámbico en "Libération" (http://www.liberation.fr/). Sin duda no contiene alguna revelación particular, pero, en el marasmo político actual, la voz de la Iglesia tiene un cierto alcance. Gracias a su presencia en el seno de la sociedad debido a sus muchas redes comunitarias, tiene en efecto, una cierta experiencia en la vida social. Ella no la ve sólo desde un observatorio universitario. No es solo la mirada del activista sindical, del profesor, del defensor de los derechos humanos. Es una especie de síntesis de todas esas perspectivas. 


El diagnóstico es sombrío. Esto no es una sorpresa. Como se ha escrito en el reciente informe de "France Stratégie" (http://www.strategie.gouv.fr/), vivimos un período de "fatiga democrática". El tejido social se desintegra, debido a la evolución económica (lo que contribuye al crecimiento del desempleo), a las mutaciones antropológicas (que confunden), actos terroristas, etc. La clase política no está a la altura de estos desafíos, está encerrada en la gestión miope de sus planes de carrera.

El brote de la sociedad en intereses antagónicos, individuales o "tribales", vuelven problemática la búsqueda del interés general o del "bien común", es decir, de lo que une y permite a la sociedad ir más allá de un simple " vivir juntos". Hay demasiadas personas que se sienten excluidas de la vida social para poder contribuir en su desarrollo.

Todo esto es bien conocido. ¿Cómo salir? El texto pone de manifiesto la presencia de fuerzas creativas, especialmente en la juventud. El movimiento asociativo está prosperando en Francia más que en otros lugares. El reto es reunir de manera más amplia el gran número de iniciativas locales que existen. Es la función de la autoridad política.

Estas iniciativas son diversas. Ellas reflejan la diversidad de los componentes de la sociedad francesa. No podemos soñar con un modelo culturalmente homogéneo. En contraste con la búsqueda nostálgica de una "Iglesia pura", los obispos abogan por el reconocimiento de la diversidad cultural, no sólo como un hecho sino como una reserva de enriquecimiento para la sociedad en su conjunto. En el campo religioso, la laicidad del Estado (y no de la sociedad) permite evitar toda hegemonía ideológica.

Esto implica un arte del compromiso, que se describe como "tarea indispensable y particularmente noble del debate político." No es el resultado de una especie de aplanamiento de pensamiento o "mínimo común denominador". Debemos entender el riesgo: frente a una diversidad aparentemente irreconciliable de posiciones antagónicas, uno puede ser tentado, por cobardía o por el cansancio, adoptar una postura que parece gustar a la mayoría, pero no satisface verdaderamente a las personas. El compromiso del cual hablan los obispos es "entrar en un verdadero diálogo donde no tratemos de asumir el control, sino construir juntos otra cosa, donde las personas no se nieguen, pero que inevitablemente conduce a realidades de diferentes posiciones de salida ". El resultado de una búsqueda común en un debate donde las personas no aseguren mantener la solución última satisfactoria. 

Este sentido de compromiso no le agrada a los intransigentes o a la línea dura que quieren que las cuestiones políticas se resuelvan de forma deductiva a partir de "principios no negociables". Esta visión abstracta no corresponde a la gran tradición cristiana, para la cual la verdad es relacional: ella surge en el encuentro de las personas que el Creador ha dotado de una verdadera responsabilidad. Es significativo que el discurso de la Iglesia reúne la intuición democrática en eso que ella tiene de más fundamental. He aquí una buena contribución cristiana en el debate político.