BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

jueves, 11 de julio de 2019

UN ACERCAMIENTO A LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN POLONIA


"ESTOY MUY CONTENTO PORQUE OBSERVO UNA COMUNIDAD CRISTIANA VIVA. AQUI HAY ESPERANZA" 

Con estas palabras que le dirigí a un pequeño grupo de jóvenes de confirmación, resumo la experiencia de una semana que tuvimos unos amigos sacerdotes en Polonia. Inevitablemente, en el fondo, fuimos comparando la Iglesia que peregrina en Polonia con respecto a otras regiones que hemos tenido la oportunidad de conocer, aunque de manera esporádica. La verdad es que después de lo vivido en el país del Papa San Juan Pablo II, yo no puedo decir como afirman muchos de que toda Europa está casi descristianizada y secularizada, de hecho, al menos en las parroquias polacas que más frecuentamos, sentía que estaba particularmente en el departamento de Cabañas, la considerada región más piadosa de mi diócesis de origen. Por supuesto, por no haber conocido todo Polonia y por haber estado solamente una semanita, sería injusto afirmar que todo ese país está más o menos igual desde el punto de vista cristiano, pero, por lo poco que vimos y en base a otros testimonios, todo indica que Polonia es una luz y respiradero en y para el continente europeo. 

Eso sí, fueron siete días intensos. Me limitaré a compartirles algunos momentos, resaltando concretamente los que tienen que ver con el catolicismo.  

Tanto la Misa como la procesión del Corpus Christi fue solemne, una liturgia muy bien preparada. Esto fue en la Parroquia de "San Pedro y San Pablo", Diócesis de Opole. Cuatro sacerdotes concelebramos: el párroco polaco y el resto de latinoamérica: México, Perú y El Salvador. 

En la tarde del dia de la celebración del Corpus Christi hubo un festival católico diocesano, en un lugar construido para eventos grandes. El Obispo de la diócesis andaba en medio de la gente saludando, dialogando y haciéndose fotos con quienes se lo pidieran. Hubo alegría en el Espíritu y diversas manifestaciones de piedad. Varios sacerdotes andaban con sotana y a algunos se les veía rezando la Liturgia de las Horas de rodillas. 




El párroco después de presidir las misas dominicales va a visitar a un grupo de enfermos de la parroquia. Aparte de llevarles la Sagrada Comunión, también les lleva algún pequeño presente. Aprovecha la oportunidad para dialogar y hasta para catequizar a los familiares de los hermanos enfermos. En todas las casas que visitamos la gente nos recibía con mucha fe, alegría, agradecimiento, respeto  y actitud de escucha. Incluso nos respondían si les saludabamos en polaco, sin importar si lo pronunciabamos mal. 



Un momento especial fue concelebrar a los pies de Nuestra Senora de Częstochowa. Cuando yo les decía a los sacerdotes que soy originario de El Salvador, inmediatamente me mencionaban a San Romero. 

Vi que mucha gente daba la vuelta de rodillas alrededor de la imagen en señal de oración y penitencia. 


A continuación, visitamos el Santuario de la Divina Misericordia edificado en Cracovia. Y posteriormente, la capilla donde se encuentran los restos de Santa Faustina Kowalska, la "Apóstol de la misericordia". La foto de enmedio es la celda donde habitó la santa polaca. 



Imagen relacionada

Uno de los momentos más especiales fue el encuentro con un grupo de jovenes de confirmacion. En esa convivencia nos comunicamos por medio del lenguaje de la fe, de la Iglesia, puesto que ni ellos sabían castellano ni nosotros polaco, y sorpresivamente, al final terminamos cantando y haciendo dinámicas como lo hemos hecho con jóvenes de nuestras diócesis. Por supuesto, el padre Enrique, nuestro anfitrión durante toda la semana y que misionó por varios años en Perú fue nuestro traductor. Por cierto, al menos por lo observado en la curia diocesana, la Diócesis de Opole posee un auténtico programa misionero ad gentes

Los tres curas latinoamericanos coincidimos en que observamos que los sacerdotes polacos se meten en serio en el trabajo pastoral juvenil, se hacen jóvenes con ellos y algo muy interesante, es que ellos no son celosos con lo que otros sacerdotes puedan aportar, lo agradecen tanto. Los jóvenes (incluidos los jóvenes monaguillos) con los que interactuamos durante toda la semana, los observamos colaboradores, dinamicos, serviciales, sencillos y cercanos a la Iglesia. Por esto y otros detalles que no plasmo en esta entrada, vemos en Polonia un oasis dentro del continente europeo, una Iglesia que se resiste a sucumbir porque no ve motivo para hacerlo, una tierra de brillante y alegre esperanza. 



Ciertamente, observamos y vivimos más cosas, como también nos hacen falta fotos de esos momentos, pero espero que con esta publicación nos hagamos una idea del caminar de la Iglesia en la nación que vio nacer al gran Papa Wojtyla.  


-Jezu ufam Tobie-