BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

jueves, 28 de noviembre de 2019

VERDAD Y LIBERTAD: DOS VALORES INSEPARABLES A LA LUZ DE BENEDICTO XVI


¿La verdad y la libertad son separables? Muchos académicos los separan para estudiarlos con mayor detenimiento y profundidad a cada uno de ellos; y en la vida práctica, ya sea de manera inconsciente, dudosa o consciente, no somos pocos los que los separamos. Aunque en este siglo XXI, por lo que se observa, se está promoviendo la separación de verdad y libertad, con el fin de favorecer "dizque" el desarrollo de la libertad personal y una mejor convivencia social, que cada uno crea o formule su propia verdad. Por ejemplo: no importa si, al fin y al cabo, el amor verdadero es el que se da entre los denominados "hombre" y "mujer", lo importante es que la gente se sienta bien y encuentre su realización personal con otra o varias personas... En las incoherencias morales no solo hay una discordancia entre lo que se tiene por verdad y la voluntad que no la ejecuta, sino también la hay con la libertad.

Para el tema en cuestión, citamos aquella magistral reflexión que les impartió el Papa Benedicto XVI, a los jóvenes y seminaristas del Seminario de San José, Yonkers, Nueva York, el sábado 19 de abril de 2008. El punto de partida fue la siguiente frase: En la bellísima liturgia de la Vigilia pascual, no por desesperación o angustia, sino con una confianza colmada de esperanza, clamamos a Dios por nuestro mundo: “Disipa las tinieblas del corazón. Disipa las tinieblas del espíritu" (cf. Oración al encender el cirio pascual). Luego, dividió las tinieblas en dos grupos. Nos interesa el segundo. El segundo grupo de tinieblas –las que afectan al espíritu– a menudo no se percibe, y por eso es particularmente nocivo. La manipulación de la verdad distorsiona nuestra percepción de la realidad y enturbia nuestra imaginación y nuestras aspiraciones. Interesante  el trinomio que menciona y entrelaza Benedicto, afectado, al mismo tiempo, por la manipulación de la verdad: Realidad, imaginación y aspiraciones. Pienso que a la mano lo tenemos en la pornografia, la cual está siendo considerada en algunos estados o países como epidemia. La pornografia se sepa o no, se esté de acuerdo o no, va configurando o influyendo poco a poco en la persona, no solamente en la forma de ver la sexualidad, sino también en la forma de pensar y actuar. 

Ya he mencionado las muchas libertades que afortunadamente pueden gozar ustedes. Hay que salvaguardar rigurosamente la importancia fundamental de la libertad. No sorprende, pues, que muchas personas y grupos reivindiquen en voz alta y públicamente su libertad. Pero la libertad es un valor delicado. Puede ser malentendida y usada mal, de manera que no lleva a la felicidad que todos esperamos, sino hacia un escenario oscuro de manipulación, en el que nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo se hace confusa o se ve incluso distorsionada por quienes ocultan sus propias intenciones.

¿Acaso libertad no significa elegir y hacer ilimitadamente lo que venga en gana? Pues, no...!! ¿Qué pasa si te dan ganas de tomar una considerable cantidad de veneno o tirarte de un edificio de 12 pisos para hacerte famoso o famosa en el youtube? Puedes hacerlo claro, pero vas a morir... La verdad presente en la realidad pone los límites; la persona sabia es la que sabe verlos y moverse entre ellos. 


Ya con tanta historia humana documentada, hay experiencia de sobra para saber que no todo lo que huela a libertad es sinónimo automático de felicidad. Los falsos paraísos de libertad plena no dejan de ofrecerse, pero esto se da porque hay engañadores y engañados. Lamentablemente, se desprecia o se desconoce la historia, como también, faltan educadores dispuestos o capacitados para iluminar, para promover el sentido crítico en la presente y futura población. Como bien dice Benedicto: la libertad es un valor y éste delicado. Del fuego puedes sacar muchos beneficios, pero si no lo controlas o te pones a jugar con él puedes quemarte. Esa es la verdad que quiere formar unidad con la libertad, y encauzar aquellos impulsos o fuerza limpia que mana del interior como diría el teólogo Anselm Grün. 

En lugar de la verdad –o mejor, de su ausencia– se ha difundido la idea de que, dando un valor indiscriminado a todo, se asegura la libertad y se libera la conciencia. A esto llamamos relativismo. Pero, ¿qué objeto tiene una “libertad” que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto? ¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio? Queridos amigos, la verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo. Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por “desentenderse de”. Es decidir “comprometerse con”; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el “ser para los otros” de Cristo (cf. Spe salvi, 28).

"Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe" -dice el Papa alemán. Eso es falso podria decir alguien, e incluso sostener y hasta con furia de que eso es lo que la Iglesia ha hecho creer por siglos. Aristoteles buscando la causa última de lo existente va a dar con la denominada sustancia primera, cuyo estudio constituye la teología aristotélica: existe un motor inmóvil. En otras palabras, no se puede escapar de un Ser Superior y Trascendente. Cuando se decide salir de la auténtica alienación moderna se llega al ámbito de la fe. Y el cristianismo te ofrece algo más que una simple fe en un Ser Superior, te ofrece el conocimiento y encuentro personal con un Ser que es Persona, y si es persona ama, y como es una Persona Absoluta, ama en plenitud, y si ama en plenitud siempre te conducirá al bien, y este bien es la verdad. 

¿Qué objeto tiene una “libertad” que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto?...¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio? Son muchos los que estando ya dentro de las redes del mal se arrepienten de haber caído en ellas, porque están sufriendo horriblemente, y sinceramente, no son muchos los que logran salir milagrosamente de ellas. Por eso es positivo, también, escuchar los consejos de personas que saben vivir libremente en la verdad y por supuesto, estas personas tienen que ponerse al servicio de aquellos que van rumbo al precipicio existencial. Urge que nos convirtamos y luego perseveremos en ser agentes de la unidad entre verdad y libertad. La libertad es la autodeterminación de la voluntad y orientación al bien afirmaba San Agustín de Hipona. El libro más vendido de la historia tiene mucho que decir- o todo por decir- ante lo considerado: "Lámpara es tu palabra para mis pasosluz en mi sendero" (Salmo 118, 5). 

Como creyentes, ¿cómo podemos ayudar a los otros a caminar por el camino de la libertad que lleva a la satisfacción plena y a la felicidad duradera? Volvamos una vez más a los santos. ¿De qué modo su testimonio ha liberado realmente a otros de las tinieblas del corazón y del espíritu? La respuesta se encuentra en la médula de su fe, de nuestra fe. La encarnación, el nacimiento de Jesús nos muestra que Dios, de hecho, busca un sitio entre nosotros. A pesar de que la posada está llena, él entra por el establo, y hay personas que ven su luz. Se dan cuenta de lo que es el mundo oscuro y hermético de Herodes y siguen, en cambio, el brillo de la estrella que los guía en la noche. 

jueves, 11 de julio de 2019

UN ACERCAMIENTO A LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN POLONIA


"ESTOY MUY CONTENTO PORQUE OBSERVO UNA COMUNIDAD CRISTIANA VIVA. AQUI HAY ESPERANZA" 

Con estas palabras que le dirigí a un pequeño grupo de jóvenes de confirmación, resumo la experiencia de una semana que tuvimos unos amigos sacerdotes en Polonia. Inevitablemente, en el fondo, fuimos comparando la Iglesia que peregrina en Polonia con respecto a otras regiones que hemos tenido la oportunidad de conocer, aunque de manera esporádica. La verdad es que después de lo vivido en el país del Papa San Juan Pablo II, yo no puedo decir como afirman muchos de que toda Europa está casi descristianizada y secularizada, de hecho, al menos en las parroquias polacas que más frecuentamos, sentía que estaba particularmente en el departamento de Cabañas, la considerada región más piadosa de mi diócesis de origen. Por supuesto, por no haber conocido todo Polonia y por haber estado solamente una semanita, sería injusto afirmar que todo ese país está más o menos igual desde el punto de vista cristiano, pero, por lo poco que vimos y en base a otros testimonios, todo indica que Polonia es una luz y respiradero en y para el continente europeo. 

Eso sí, fueron siete días intensos. Me limitaré a compartirles algunos momentos, resaltando concretamente los que tienen que ver con el catolicismo.  

Tanto la Misa como la procesión del Corpus Christi fue solemne, una liturgia muy bien preparada. Esto fue en la Parroquia de "San Pedro y San Pablo", Diócesis de Opole. Cuatro sacerdotes concelebramos: el párroco polaco y el resto de latinoamérica: México, Perú y El Salvador. 

En la tarde del dia de la celebración del Corpus Christi hubo un festival católico diocesano, en un lugar construido para eventos grandes. El Obispo de la diócesis andaba en medio de la gente saludando, dialogando y haciéndose fotos con quienes se lo pidieran. Hubo alegría en el Espíritu y diversas manifestaciones de piedad. Varios sacerdotes andaban con sotana y a algunos se les veía rezando la Liturgia de las Horas de rodillas. 




El párroco después de presidir las misas dominicales va a visitar a un grupo de enfermos de la parroquia. Aparte de llevarles la Sagrada Comunión, también les lleva algún pequeño presente. Aprovecha la oportunidad para dialogar y hasta para catequizar a los familiares de los hermanos enfermos. En todas las casas que visitamos la gente nos recibía con mucha fe, alegría, agradecimiento, respeto  y actitud de escucha. Incluso nos respondían si les saludabamos en polaco, sin importar si lo pronunciabamos mal. 



Un momento especial fue concelebrar a los pies de Nuestra Senora de Częstochowa. Cuando yo les decía a los sacerdotes que soy originario de El Salvador, inmediatamente me mencionaban a San Romero. 

Vi que mucha gente daba la vuelta de rodillas alrededor de la imagen en señal de oración y penitencia. 


A continuación, visitamos el Santuario de la Divina Misericordia edificado en Cracovia. Y posteriormente, la capilla donde se encuentran los restos de Santa Faustina Kowalska, la "Apóstol de la misericordia". La foto de enmedio es la celda donde habitó la santa polaca. 



Imagen relacionada

Uno de los momentos más especiales fue el encuentro con un grupo de jovenes de confirmacion. En esa convivencia nos comunicamos por medio del lenguaje de la fe, de la Iglesia, puesto que ni ellos sabían castellano ni nosotros polaco, y sorpresivamente, al final terminamos cantando y haciendo dinámicas como lo hemos hecho con jóvenes de nuestras diócesis. Por supuesto, el padre Enrique, nuestro anfitrión durante toda la semana y que misionó por varios años en Perú fue nuestro traductor. Por cierto, al menos por lo observado en la curia diocesana, la Diócesis de Opole posee un auténtico programa misionero ad gentes

Los tres curas latinoamericanos coincidimos en que observamos que los sacerdotes polacos se meten en serio en el trabajo pastoral juvenil, se hacen jóvenes con ellos y algo muy interesante, es que ellos no son celosos con lo que otros sacerdotes puedan aportar, lo agradecen tanto. Los jóvenes (incluidos los jóvenes monaguillos) con los que interactuamos durante toda la semana, los observamos colaboradores, dinamicos, serviciales, sencillos y cercanos a la Iglesia. Por esto y otros detalles que no plasmo en esta entrada, vemos en Polonia un oasis dentro del continente europeo, una Iglesia que se resiste a sucumbir porque no ve motivo para hacerlo, una tierra de brillante y alegre esperanza. 



Ciertamente, observamos y vivimos más cosas, como también nos hacen falta fotos de esos momentos, pero espero que con esta publicación nos hagamos una idea del caminar de la Iglesia en la nación que vio nacer al gran Papa Wojtyla.  


-Jezu ufam Tobie-

domingo, 3 de febrero de 2019

RASGOS GENERALES DE LA SÍNTESIS FILOSÓFICA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO


Tres coordenadas definen la síntesis tomasiana: una en cuanto a sus contenidos (es una “filosofía del ser”); otra en cuanto a la finalidad (es una filosofía que busca la verdad);  y por último, otra en cuanto al obrar (es una filosofía que analiza el esfuerzo del hombre por alcanzar el bien).

   a)      Filosofía del ser

Primero: Santo Tomás repite al menos tres veces, apoyándose en Avicena, que “aquello que primeramente concibe la inteligencia como lo más evidente y en lo cual vienen a resolverse todas sus concepciones, es el ente”. Es su famosa máxima: “Primo in intellectu cadit ens”. Quiso señalar, ante todo, que nuestra inteligencia comprende que algo existe, pues ente es lo que es. Lo primero y más evidente que sabemos de las cosas es que son.  

Tal afirmación del ente es, por tanto, expresión de su convencimiento de que toda la realidad está actualizada, tanto el espíritu que conoce, como las cosas que son conocidas. El ente es común a todos los entes (y en tal sentido no es término equívoco), y es al mismo tiempo lo más individual (esta palabra no puede emplearse en sentido unívoco). El ente es análogo.

La metafísica tomasiana evita reducir la estructura de lo concreto a la estructura de nuestro lenguaje, es decir, a la de nuestro pensamiento abstracto.

El principio de no-contradicción y el de identidad no son innatos, ni a priori, sino consecuencia y expresión del conocimiento de la realidad. El pensamiento no pone la realidad en ningún caso, sino que la realidad se impone a la inteligencia: es decir, la inteligencia es expresiva de una realidad que es anterior a su propio ejercicio (Solo la inteligencia divina es capaz de hacer la realidad y, por eso, todas las cosas imitan la esencia divina).

Segundo: la experiencia nos presenta no sólo el ente, sino que manifiesta además que las cosas cambian.

La inteligencia humana descubre en la realidad cambiante dos principios constitutivos ínsitos: acto y potencia. Son constitutivos metafísicos de la realidad. Para el Angélico, la pura posibilidad del acto puro no implica eo ipso conocer su existencia real: tal existencia habría que demostrarla. Para santo Tomás, las únicas demostraciones válidas de la existencia del Acto puro ilimitado (Dios) son las pruebas “a posteriori” (cinco vías).

Tercero: el plexo acto-potencia está constituido por la forma sustancial y la materia prima. Sí, no obstante el cambio, la cosa permanece lo que antes era, entonces ese plexo está constituido por substancias y accidentes. Toda materia prima es potencia, pero no toda potencia es materia prima. Y además establecen que toda materia prima es potencia, pero no potencia pura, ya que la materia prima siempre está actuada –por ser real- por algún acto formal sustancial. El par substancia-accidentes puede ser considerado a nivel lógico y a nivel metafísico.

Cuarto: el orden en que las formas son potencia, es el orden trascendental. En el orden trascendental, el par potencia-acto se manifiesta en el plexo esencia-ser. No cabe que existan esencias puras al margen de mi pensamiento. En la cosa, su esencia está constituida, a nivel predicamental, por materia prima (si se trata de entes corpóreos), forma substancial y formas accidentales. La esencia determinada y concreta no puede existir por sí misma, porque nada que es corruptible puede ser causa sui. Luego el existir debe venirle de fuera, pero no como algo extrínseco; sino como un acto intrínseco que no es una formalidad más, sino el acto de ser que hace que las cosas sean (y, como consecuencia, que sean también la materia en los cuerpos).

Quinto: el orden transcendental conduce al descubrimiento del principio de causalidad, contemplado en su sentido más profundo: la causalidad trascendental o causalidad del ser en cuanto tal, que solo puede ser obra de Dios. Cabe la consideración de la causalidad sólo a nivel predicamental, en el que se descubre como los seres influyen unos a otros, y son causa del hacerse, aunque ninguno de ellos es capaz de producir un ente de la nada, pues solo ejercitan su causalidad sobre algo ya preexistente. 

    b)      Filosofía del conocer

El principio inmediato del conocimiento humano es la facultad del alma que llamamos inteligencia, y no la iluminación divina, como decían los agustinianos, ni tampoco una especie de inteligencia superior e impersonal –como un intelecto posible universal y único para todos los hombres-como afirmaban los averroístas. Si se desea precisar más, habrá que decir, con el Doctor Angélico, que el intelecto es una participación de la luz divina en nosotros, en el sentido de que nuestra inteligencia participa de la capacidad de conocer que tiene Dios por esencia. De todas formas, para el Angélico era evidente que la iluminación divina era siempre posible y nunca contradictoria con la actividad de nuestro intelecto. 

El contacto directo con las obras de Aristoteles le convenció del papel activo del intelecto en el proceso del conocimiento, y acabó afirmando sin ambages que el intelecto está vacío al inicio, como una "tabula rasa" en la que hay que empezar a escribir, sin ideas innatas; y que con el tiempo, por un proceso de inducción a partir de la experiencia, adquiere los primeros principios del ser y del obrar.

En la acción de conocer interviene la persona entera y todas sus potencias. La intelección humana de las cosas se produce a través de los sentidos, según un doble movimiento: la inteligencia obtiene, a partir de la percepción sensible, los conocimientos universales y abstractos; y el entendimiento refiere los universales a las cosas concretas, volviendo a la experiencia de la que había partido, y alcanzando así su objeto propio: la“quididad” o naturaleza existente en la materia, o sea, el singular de una determinada naturaleza. En consecuencia, se produce un conocimiento intelectual de las cosas singulares gracias a la continuación entre la inteligencia y el conocer sensitivo. 

En la filosofía de Santo Tomás, la cogitativa (o “razón particular”) tiene una relevancia especial como puente para unir el pensamiento abstracto con las experiencias singulares de la vida.

En concreto, son funciones de la cogitativa: reconocer los contenidos de valor o de estimación; juzgar de los sensibles comunes (es decir, movimiento, reposo, número, figura y magnitud) y de los sensibles propios (color, sonido, olor, sabor y cualidades táctiles); preparar el fantasma o imagen (también llamada representación) de la cual el conocimiento pueda extraer la esencia; percibir en concreto las nociones ontológicas fundamentales (o sea, los sensibles “per accidens”) que el intelecto capta después en la universalidad de la abstracción. La cogitativa es el puente entre el mundo sensible y el inteligente, pues es la cumbre del primero y lo ínfimo del segundo.

c) Filosofía del obrar

El estudio de la ética tomista no puede ser aislado de la metafísica aquiniana. El análisis del obrar humano se encuadra dentro de la concepción general tomasiana del universo creado. Dos temas ocupan en la ética tomista el primer plano del análisis: las nociones de fin y de ley eterna.

El fin, puede ser contemplado bajo las aspectos de fin de la obra o acción y fin del agente o intención, será la primera y más importante fuente de moralidad de los actos humanos (actos que proceden de la voluntad deliberada). El fin es, pues, la noción central de la moral o ética aquiniana, entendido tal fin como finalidad libre, es decir, no impuesta, como lo es la finalidad a los seres carentes de razón.

La ley eterna es la norma suprema de la moralidad. El proyecto de todo cuanto quiere hacer se denomina ley eterna, porque las cosas son lo que Dios ha querido que fuesen, es decir, que Dios marca la ley constitutiva esencial a las cosas que son. Esa ley constitutiva esencial de las cosas es, por lo mismo, necesariamente reflejo del proyecto divino, y recibe el nombre de ley natural. Según santo Tomás, la ley eterna es conocida por cada hombre en sí mismo de forma inmediata y espontánea, al menos en sus principios más generales, y es aplicada a través de un juicio práctico o prudencial, que se denomina conciencia moral (distinta de la conciencia psicológica).

Los dos soportes de la ética aquiniana, el fin y la ley eterna, configuran el pensamiento moral de santo Tomás sobre una base totalmente objetiva. La moral o ética, por tanto, no queda a merced de la voluntad divina, sino a merced –valga la expresión- de las ideas divinas, que no son otra cosa que las formas infinitas como la esencia divina puede ser imitada por las realidades creadas.

Por consiguiente, las cosas son y serán siempre expresión de la esencia divina y su comportamiento deberá ajustarse siempre al ideal imitatorio de la esencia divina.


"Realmente: desconocer, ignorar o despreciar el pensamiento de Tomás de Aquino es una pérdida inestimable, mientras que descubrirlo e irlo conociendo es una provechosisima ganancia" (Gustavo Romero, 2019).


*Fuente:José Ignacio Saranyana, Historia de la Filosofía Medieval, Eunsa 1985, pp. 218-228. 

martes, 1 de enero de 2019

REFLEXIÓN EN EL INICIO DEL AÑO NUEVO 2019


"LA PAZ ES COMO UNA FLOR FRÁGIL QUE TRATA DE FLORECER ENTRE LAS PIEDRAS DE LA VIOLENCIA"

El título de esta entrada está basado en lo expresado por el Papa Francisco, en su mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz 2019, numeral 2: 

"La paz es como la esperanza de la que habla el poeta Charles Péguy; es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia" (cfr. Le Porche du mystère de la deuxième vertu, París 1986). 

Un deseo común innegable en todos los seres humanos es querer "vivir en paz y con paz". Ciertamente, cada uno de nosotros tiene sus propios deseos, pero el querer estar en paz, vivir en paz, es un deseo común, incluso aquellas personas que son señaladas como bélicas y fomentadoras de conflictos, pleitos, violencia entre otras personas, o sea, "cizañosas", en el fondo de sí mismas lo que buscan es saciar su desesperación interior, por falta de paz y armonía. "Queremos vivir en paz!!", protesta la cantautora contemporánea Laura Guevara, venezolana (https://www.youtube.com/watch?v=luAI2YvZUS0). 

Si somos sinceros, sentimos la tentación de que otros se preocupen o se rebusquen para que haya paz, pero, ¿y cada uno de nosotros que? Acaso sos de las personas que piensa que los gobernantes deben y van a solucionar todo? ¿Y nosotros que? La sociedad está formada de individuos y cada individuo, en poco o mucho, incide en ese proceso de desenvolvimiento que experimenta toda sociedad. No vamos a negar que aquellos que gozan de poder, incluidos los que no lo merecen, son los más influyentes en el andar de una sociedad, pero eso no es motivo para cruzarnos de brazos, recordemos que un muro bueno o malo se va construyendo a base de ladrillos.

Por muchas decepciones histórico-sociales y situaciones degradantes fabricadas y heredadas del siglo pasado, muchos ya no creen en la paz, la consideran como algo utópico, como un gasto de energía en algo inalcanzable. Si lanzamos una mirada global, seria y realista al mundo de estos primeros años del siglo 21, lo mas seguro es que veremos un dominante reino del mal, abanderado por la inversión de los valores. El miedo y el sentimiento de inferioridad hace temblar a quien se siente inclinado o interpelado a ser constructor de paz. Entonces, ¿cuál es la tarea? Bien, si existe el desorden, existe también el orden; si existe la inestabilidad, existe la estabilidad; si existe la tormenta, existe la calma, en otras palabras, sacudamonos la comodidad y el escepticismo, llenemonos poco a poco de coraje y seamos esa flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia e del irrespeto. Cuando vemos que una plantita y más aún una florcita surge entre piedras, nos llenamos de asombro al contemplar su existencia en medio de ellas, en efecto, si una flor surge entre piedras, otras muchas más pueden surgir, y entre mas vayan surgiendo, más irán cubriendo las piedras, hasta lograr un cambio: un jardín en donde solo se percibía aridez, sequedad. Aparentemente esa plantita o florcita es débil, pero en verdad es fuerte porque ha nacido entre piedras. Amigos y amigas, podemos considerarnos débiles ante el monstruo de la violencia y los poderosos antivalores, pero si nos esforzamos dia a dia por ser esa plantita entre piedras estamos siendo muy fuertes, por consiguiente, procuremos que nuestras palabras y acciones, incluso aquellas que nos podrían parecer más insignificantes, estén en sintonía con la paz y la deseada buena convivencia. La humildad, la justicia, la libertad, el respeto y la bondad son aliados de la paz. San León Magno decía que "la paz es la que engendra los hijos de Dios, alimenta el amor y origina la unidad, es descanso de los bienaventurados y la mansión de la eternidad" (Sermón de la Natividad del Señor 6, 2-3. 5).

Por otra parte, los salvadoreños tenemos que tomar una decisión seria y responsable este año 2019. Tenemos 3 opciones: 1. Permitir que el partido de izquierda gobierne otros 5 años más, 2. Permitir que vuelva la derecha al poder,  después de haber gobernado durante 20 años, 3. Darle la oportunidad a un nuevo partido político para que gobierne. En esta tercera opción hay dos propuestas: un candidato que está prometiendo "nuevas ideas", y otro que está prometiendo llevar al país "al infinito y mas alla...". Pidamosle a Dios que nos ilumine a la hora de ejercer el voto, hagamos un esfuerzo por sobreponernos un poco a nuestros gustos personales, en aras de lo que más le conviene a nuestra nación. Es triste y quizás hasta escandaloso, que el país más pequeño de América Continental esté tan polarizado y dividido, lamentablemente no gozamos de paz social. Se me puede objetar diciendo que la guerra civil finalizó en 1992, pero es que la definición de paz no se agota en la ausencia de guerra, ni en el equilibrio de fuerzas adversarias; la paz se funda sobre una correcta concepción de la persona humana (Cfr. San Juan Pablo II, Carta Enc. Centesimus annus, n. 51), y requiere la edificación de un orden según la justicia y el amor. Es razonable que no haya paz en un país donde la corrupción y el abuso de poder son el pan de cada día, la gente reacciona indignada a semejante burla. 

Te deseo un feliz y prospero año nuevo, y en la medida en que nos relacionamos más con Dios, crece nuestra paz interior y la conciencia de ser constructores y promotores de paz entre los hermanos con quienes compartimos la misma naturaleza humana, como también cuidadores del resto del ecosistema. 

Pamplona, 1 de enero de 2019