"MAESTRO, QUE VUELVA A VER" (MARCOS 10, 51)
Exposición del Santísimo
Canto: Alabemos al Santísimo
Motivación: Hemos
venido para encontrarnos con el Señor, para verlo pasar en medio de nosotros.
Hemos venido cargando nuestras enfermedades, penas y esperanzas. Algunos están
cansando, otros han perdido la ilusión. No están ciegos, pero no ven el camino.
Cuántos han perdido el sentido de la vida y no tienen a dónde ir, ni con quien
compartir su existencia. Aprovechemos este momento de oración ante Jesús
Sacramentado, y pidámosle que al salir de esta tarde de retiro espiritual
podamos ver con mayor claridad su amor, su misericordia y su voluntad. Que
veamos nuestros pecados y nuestras comodidades, y nos comprometamos a seguir
los pasos del Maestro que vino a dar la vida por nosotros. Escuchemos la
bendita Palabra del Señor.
Del evangelio de San Marcos 10, 32. 46-52
Continuaron el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de
ellos. Los discípulos estaban desconcertados, y los demás que lo seguían tenían
miedo.
Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con
bastante más gente, un limosnero ciego se encontraba a la orilla del camino. Se
llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). Al
enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús,
Hijo de David, ten compasión de mí!» Varias personas trataban de hacerlo
callar. Pero él gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole:
«Vamos, levántate, que te está llamando.» Y él, arrojando su manto, se puso en
pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga
por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» Entonces Jesús le dijo:
«Puedes irte; tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por
el camino."
Reflexión
El evangelio cuenta
que Jesús estaba de viaje a la capital de Israel, en vísperas del
acontecimiento más importante de la Historia de la Salvación: Su muerte y
resurrección. Sin embargo no escogió el camino más corto, sino que bajó por la depresión del Jordán hasta llegar a Jericó,
antigua puerta de entrada del pueblo de Dios para conquistar la Tierra
Prometida.
“Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus
discípulos y con bastante más gente…” De
esta forma llega, y así parte. Por tanto nos podemos preguntar: Entonces, ¿para
qué fue a Jericó si no hizo nada? Cuando abandonaba la ciudad sucede algo
inesperado que es digno de ser registrado en el Evangelio y de este modo tal
jornada cobra sentido: fue hasta Jericó solo por una persona llamada Bartimeo.
Marcos nos pinta a
Bartimeo en tres pincelazos de diferente color: Ciego, mendigo y cansado. Nada
hay más triste que una persona derrotada frente a los retos de la vida. La
verdad es que Bartimeo no tiene a dónde ir, porque todas las rutas le están
cerradas.
Bartimeo era ciego,
pero no sordo. Escuchó una algarabía como jamás la había percibido. No eran los
gritos de los comerciantes que discutían en diversas lenguas y dialectos.
Bartimeo era ciego, pero no mudo. Sabe que el famoso taumaturgo de Galilea va
de prisa y no puede perder la oportunidad. Por eso, en ese preciso momento,
desde su postración, grita en medio de la multitud.
Canto: Jesús sana a un ciego de nacimiento
También Jesús hace
hoy en día un viaje especial por cada uno de nosotros. Él es capaz de desviar
su itinerario para hacerse presente en el lugar donde nos encontramos cada uno.
Él tiene muchas cosas que hacer, pero ha dejado todo para venir a pasar por
enfrente de nuestra vida.
Somos ciegos cada
vez que perdemos el objetivo de nuestra existencia y creemos que todos los
senderos están cerrados. Somos mendigos cuando dependemos de lo que a los otros
les sobra. Cuando dejamos el bastón de peregrinos y nos aletargamos en la
pasividad, dejando a los demás decidir por nosotros, somos Bartimeos fatigados
a la orilla de la vía. En el mundo hay muchos Bartimeos, ciegos, que no saben
lo que quieren; mendigos, que dependen de los demás. Frente a la ruta donde
transitan las caravanas que persiguen metas, los Bartimeos se sientan a pedir
limosna.
Hoy Jesús pasa
enfrente de donde tu estas sentado, sufriendo y pidiendo limosna. Esta es la
Buena Noticia para todos los Bartimeos, ciegos, mendigos y fatigados por el
peso de sus problemas y enfermedades. ¡Bartimeo!, el hombre de Galilea que se
encamina a Jerusalén, ha renunciado a su itinerario original y ha decidido
acercarse a tu dolor. Si te aferras a esta Palabra con fe, será el inicio de tu
salvación y tu sanación.
Canto: Se sanó
Meditación
·
Bartimeo se
dirige a Jesús por su nombre; por la designación que significa: “Dios salva”,
es decir, se dirige al Maestro con confianza. ¿Tú te diriges a Jesús con
confianza? ¿Consideras a Jesús tu amigo y salvador?
·
Bartimeo era
ciego, pero no sordo. Recuerda lo más que puedas todos esos momentos en los
cuales te hiciste el sordo a la Palabra de Dios. Recuerda esos consejos que no
quisiste escuchar y que lamentas no haberlos escuchado. Cuantas veces te
burlaste de las invitaciones que te hicieron para asistir a la Iglesia, a un retiro
espiritual o a un servicio en la parroquia.
·
El ciego deseaba
ver. Se sincero, sincera, y preguntante si necesitas ver o no necesitas. San
Juan 8, 12 dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Si dices que no necesitas ver,
porque ves bien, porque te auto-consideras autosuficiente, seguramente has
caído en orgullo, y el orgullo conduce a la perdición.
·
La multitud no
puede soportar que uno sea diferente a los demás. Pretende que todos sean
iguales. No permite la singularidad de la personas. Todos tienen que
comportarse de acuerdo a la tradición y al rito preestablecido. ¿Tienes miedo
de acercarte a Jesús para que sane tu ceguera espiritual, y por consiguiente, ser
excluidos por los que aman el pecado, lo que ofrece el mundo?
·
Hay cristianos
que después de haber encontrado a Jesús regresan a sus antiguas actitudes
carnales. Extrañan su vida anterior y quieren seguir apegados a sus antiguos
paradigmas. ¿Te ha sucedido eso mismo a ti? ¿Qué propósitos te harás al salir
de este retiro espiritual?
Canto: Yo se que estas aquí
Momento
contemplar: (Invitar a hacer
resonancia de la palabra escuchada y reflexionada).
Luego se concluye con estas resonancias:
· “Pero él gritaba mucho más…” Sin respetos humanos, Bartimeo rompe con los
formalismos. No le importa hacer el ridículo y quedar en vergüenza delante de
otros, pues está en juego su futuro. ¿Qué es lo que te impide buscar a Dios?
¿Críticas a las personas que andan buscando y pregonando el amor y la
misericordia de Dios?
·
“Jesús se detuvo…” Ante un grito como el de Bartimeo, Jesús cambió su itinerario. Ese el
poder de la fe, de nuestra fe: hace detenerse a Jesús. ¿Has dicho alguna vez
que Jesús no te escucha ni te atiende? ¿Eres de las personas que quieren que
Dios les cumpla milagros, pero no oran ni frecuentan los sacramentos y la
iglesia?
·
“Levántate…” No
te quedes sentado, sentada. Ponte en pie e inicia la marcha. Ahora hay alguien
que se ocupa de tu persona y de tu historia, porque ha tenido compasión de ti.
Ya no tienes excusa para seguir abatido, abatida. Tú no puedes permanecer
derrotado, derrotada.
Llegó la hora de cambiar la actitud de postración ante
los demás, causando lastima por tus carencias. No es justo que proyectes esa
imagen de ti mismo cuando eres capaz de alzar la cabeza ante los infortunios de
la vida. Nunca más te consideres víctima de los otros. Levanta el corazón
porque tú eres más grande que cualquier adversidad.
·
“¡Que vea!...”
Que termine ya, Señor, esta larga
noche y aparezca el sol que no conoce ocaso: Quiero conocerte cara a cara,
porque mis ojos no te has visto todavía. Eso, mi Señor Jesús, mi Dios y mi
todo, eso es lo que más deseo…
· “Y al instante, recobró la vista…” Lo
que más brilla no es su poder, sino su misericordia: ha tenido piedad del ciego
de Jericó, y hoy quiere tener piedad de ti. ¡Pídele que te sane hermano y
hermana! ¡Dile que quieres ver!
Bartimeo toma la
decisión de seguir a Jesús. La vida de Bartimeo ha encontrado sentido. Su vida
tiene un objetivo: acompañar al Maestro para cumplir su voluntad de su Padre,
dando su vida por los demás. Hermano y hermana, comprométete ante Jesús
Sacramentado que lucharás
por comportarte mejor y que serás un instrumento de El para las personas que
andan confundidas, tristes, sin rumbo, en las tinieblas destructoras del
pecado.
Canto: Con alma llena
Silencio
En el Santo, Bendición…