BLOG PERSONAL E INDEPENDIENTE

domingo, 26 de febrero de 2023

ESQUEMA DE ADORACION EUCARISTICA INSPIRADO EN LA CURACION DE BARTIMEO

"MAESTRO, QUE VUELVA A VER" (MARCOS 10, 51)


Exposición del Santísimo

 

Canto: Alabemos al Santísimo 

 

Motivación: Hemos venido para encontrarnos con el Señor, para verlo pasar en medio de nosotros. Hemos venido cargando nuestras enfermedades, penas y esperanzas. Algunos están cansando, otros han perdido la ilusión. No están ciegos, pero no ven el camino. Cuántos han perdido el sentido de la vida y no tienen a dónde ir, ni con quien compartir su existencia. Aprovechemos este momento de oración ante Jesús Sacramentado, y pidámosle que al salir de esta tarde de retiro espiritual podamos ver con mayor claridad su amor, su misericordia y su voluntad. Que veamos nuestros pecados y nuestras comodidades, y nos comprometamos a seguir los pasos del Maestro que vino a dar la vida por nosotros. Escuchemos la bendita Palabra del Señor.

 

Del evangelio de San Marcos 10, 32. 46-52

 

Continuaron el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos. Los discípulos estaban desconcertados, y los demás que lo seguían tenían miedo.

 

Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente, un limosnero ciego se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba Bartimeo (hijo de Timeo).  Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Varias personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» Y él, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte; tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino."

Reflexión

 

El evangelio cuenta que Jesús estaba de viaje a la capital de Israel, en vísperas del acontecimiento más importante de la Historia de la Salvación: Su muerte y resurrección. Sin embargo no escogió el camino más corto, sino que bajó por la depresión del Jordán hasta llegar a Jericó, antigua puerta de entrada del pueblo de Dios para conquistar la Tierra Prometida.

“Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente…” De esta forma llega, y así parte. Por tanto nos podemos preguntar: Entonces, ¿para qué fue a Jericó si no hizo nada? Cuando abandonaba la ciudad sucede algo inesperado que es digno de ser registrado en el Evangelio y de este modo tal jornada cobra sentido: fue hasta Jericó solo por una persona llamada Bartimeo.

 

Marcos nos pinta a Bartimeo en tres pincelazos de diferente color: Ciego, mendigo y cansado. Nada hay más triste que una persona derrotada frente a los retos de la vida. La verdad es que Bartimeo no tiene a dónde ir, porque todas las rutas le están cerradas.

 

Bartimeo era ciego, pero no sordo. Escuchó una algarabía como jamás la había percibido. No eran los gritos de los comerciantes que discutían en diversas lenguas y dialectos. Bartimeo era ciego, pero no mudo. Sabe que el famoso taumaturgo de Galilea va de prisa y no puede perder la oportunidad. Por eso, en ese preciso momento, desde su postración, grita en medio de la multitud.

 

Canto: Jesús sana a un ciego de nacimiento 

 

También Jesús hace hoy en día un viaje especial por cada uno de nosotros. Él es capaz de desviar su itinerario para hacerse presente en el lugar donde nos encontramos cada uno. Él tiene muchas cosas que hacer, pero ha dejado todo para venir a pasar por enfrente de nuestra vida.

 

Somos ciegos cada vez que perdemos el objetivo de nuestra existencia y creemos que todos los senderos están cerrados. Somos mendigos cuando dependemos de lo que a los otros les sobra. Cuando dejamos el bastón de peregrinos y nos aletargamos en la pasividad, dejando a los demás decidir por nosotros, somos Bartimeos fatigados a la orilla de la vía. En el mundo hay muchos Bartimeos, ciegos, que no saben lo que quieren; mendigos, que dependen de los demás. Frente a la ruta donde transitan las caravanas que persiguen metas, los Bartimeos se sientan a pedir limosna.

 

Hoy Jesús pasa enfrente de donde tu estas sentado, sufriendo y pidiendo limosna. Esta es la Buena Noticia para todos los Bartimeos, ciegos, mendigos y fatigados por el peso de sus problemas y enfermedades. ¡Bartimeo!, el hombre de Galilea que se encamina a Jerusalén, ha renunciado a su itinerario original y ha decidido acercarse a tu dolor. Si te aferras a esta Palabra con fe, será el inicio de tu salvación y tu sanación.

 

Canto: Se sanó 

 

Meditación

 

·         Bartimeo se dirige a Jesús por su nombre; por la designación que significa: “Dios salva”, es decir, se dirige al Maestro con confianza. ¿Tú te diriges a Jesús con confianza? ¿Consideras a Jesús tu amigo y salvador?

 

·         Bartimeo era ciego, pero no sordo. Recuerda lo más que puedas todos esos momentos en los cuales te hiciste el sordo a la Palabra de Dios. Recuerda esos consejos que no quisiste escuchar y que lamentas no haberlos escuchado. Cuantas veces te burlaste de las invitaciones que te hicieron para asistir a la Iglesia, a un retiro espiritual o a un servicio en la parroquia.  

 

·         El ciego deseaba ver. Se sincero, sincera, y preguntante si necesitas ver o no necesitas. San Juan 8, 12 dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Si dices que no necesitas ver, porque ves bien, porque te auto-consideras autosuficiente, seguramente has caído en orgullo, y el orgullo conduce a la perdición.  

 

·         La multitud no puede soportar que uno sea diferente a los demás. Pretende que todos sean iguales. No permite la singularidad de la personas. Todos tienen que comportarse de acuerdo a la tradición y al rito preestablecido. ¿Tienes miedo de acercarte a Jesús para que sane tu ceguera espiritual, y por consiguiente, ser excluidos por los que aman el pecado, lo que ofrece el mundo?

 

·         Hay cristianos que después de haber encontrado a Jesús regresan a sus antiguas actitudes carnales. Extrañan su vida anterior y quieren seguir apegados a sus antiguos paradigmas. ¿Te ha sucedido eso mismo a ti? ¿Qué propósitos te harás al salir de este retiro espiritual?

 

Canto: Yo se que estas aquí 

 

 Momento contemplar: (Invitar a hacer resonancia de la palabra escuchada y reflexionada).

 

Luego se concluye con estas resonancias:

 

·    “Pero él gritaba mucho más…” Sin respetos humanos, Bartimeo rompe con los formalismos. No le importa hacer el ridículo y quedar en vergüenza delante de otros, pues está en juego su futuro. ¿Qué es lo que te impide buscar a Dios? ¿Críticas a las personas que andan buscando y pregonando el amor y la misericordia de Dios?

 

·         “Jesús se detuvo…” Ante un grito como el de Bartimeo, Jesús cambió su itinerario. Ese el poder de la fe, de nuestra fe: hace detenerse a Jesús. ¿Has dicho alguna vez que Jesús no te escucha ni te atiende? ¿Eres de las personas que quieren que Dios les cumpla milagros, pero no oran ni frecuentan los sacramentos y la iglesia?

 

·         “Levántate…” No te quedes sentado, sentada. Ponte en pie e inicia la marcha. Ahora hay alguien que se ocupa de tu persona y de tu historia, porque ha tenido compasión de ti. Ya no tienes excusa para seguir abatido, abatida. Tú no puedes permanecer derrotado, derrotada.

 

Llegó la hora de cambiar la actitud de postración ante los demás, causando lastima por tus carencias. No es justo que proyectes esa imagen de ti mismo cuando eres capaz de alzar la cabeza ante los infortunios de la vida. Nunca más te consideres víctima de los otros. Levanta el corazón porque tú eres más grande que cualquier adversidad.

 

·         ¡Que vea!...” Que termine ya, Señor, esta larga noche y aparezca el sol que no conoce ocaso: Quiero conocerte cara a cara, porque mis ojos no te has visto todavía. Eso, mi Señor Jesús, mi Dios y mi todo, eso es lo que más deseo…

 

·      “Y al instante, recobró la vista…” Lo que más brilla no es su poder, sino su misericordia: ha tenido piedad del ciego de Jericó, y hoy quiere tener piedad de ti. ¡Pídele que te sane hermano y hermana! ¡Dile que quieres ver!

 

Bartimeo toma la decisión de seguir a Jesús. La vida de Bartimeo ha encontrado sentido. Su vida tiene un objetivo: acompañar al Maestro para cumplir su voluntad de su Padre, dando su vida por los demás. Hermano y hermana, comprométete ante Jesús Sacramentado que lucharás por comportarte mejor y que serás un instrumento de El para las personas que andan confundidas, tristes, sin rumbo, en las tinieblas destructoras del pecado.

 

 

Canto: Con alma llena 

 

Silencio

 

En el Santo, Bendición…


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**Nota: El esquema de adoración eucarística está basado en la conferencia titulada: "El poder sanador de la Palabra de Jesús", impartido por el Sr. José H. Prado Flores, en 1995.